Barracas auxiliares

Roma esperaba que su pueblo luchara por ella siempre que fuera necesario. Originalmente, el ejército no fue sino una milicia ciudadana cuyos miembros aportaban sus propias armas y equipamiento. A medida que el poder de Roma aumentó, fueron necesarias más tropas para defender el imperio, por lo que se reclutaron tropas auxiliares no romanas para engordar las filas. Fue Augusto, el primer emperador de facto, quien inauguró el alistamiento de tropas auxiliares, en el que participaban sujetos de provincias que no fueran ciudadanos romanos, aliados y personas de naciones conquistadas. El servicio duraba 25 años, tras lo cual un soldado auxiliar y sus herederos obtenían la ciudadanía romana, un importante paso para su estatus legal.

En el ejército romano confluían muchas culturas y nacionalidades que, a veces, hablaban sus propios idiomas y luchaban a su manera tradicional. En el siglo II d. C. la mitad de todos los efectivos del ejército, y casi toda su caballería, se componían de tropas auxiliares.