Acueducto

Entre los logros romanos más notables destaca el acueducto, que servía para transportar el agua de ríos de montaña o lagos a muchos kilómetros de distancia hasta llevarla a las ciudades. Los romanos perfeccionaron una tecnología que incluso hoy no se ha podido mejorar. En la misma Roma se construyeron cuatrocientos kilómetros de acueductos para suministrar agua a baños públicos, fuentes, tinajas y letrinas. El agua también se usaba en la agricultura, la minería y otras industrias.

La mayoría de los acueductos eran subterráneos, pero la imagen clásica del acueducto es la de una alta estructura similar a un puente cruzando el paisaje. El acueducto más largo era el del Aqua Marcia que, con unos 144 kilómetros de largo, transportaba unos 182 millones de litros de agua al día. De este modo, el agua fluía hasta la ciudad: hacia el 200 d. C., once acueductos proporcionaban casi 1400 litros de agua por persona al día. Una cantidad de agua muchísimo mayor que la que recibe el habitante medio de las ciudades modernas.