Embarcadero militar

Para la mayoría de civilizaciones, el dominio militar siempre ha incluido el control del mar. Siempre ha sido más fácil desplazar a los hombres y los materiales por mar que marchar sobre la tierra. Eliminar a los piratas y proteger el comercio fue solo un beneficio adicional. Por tanto la construcción de buenos barcos militares fue vital, con todo tipo de barcos desde los birremes de patrulla hasta los colosales quinquerremes de batalla necesarios para una fuerza equilibrada.

El dominio del mar también prevenía de las invasiones e incluso podía ser una herramienta para la diplomacia. Con la paz de Apamea en 188 a. C., Roma limitó el poder del Imperio seléucida imponiendo el número de barcos que los seléucidas podían tener. Cuando Antíoco V Eupátor rompió el tratado los romanos enviaron a delegaciones a las ciudades sirias para que hundiesen los barcos de guerra excedentes.