En la época en que tuvo lugar la segunda guerra púnica, Roma aún no tenía control absoluto sobre toda la península itálica. Un entramado de alianzas militares mantenía unidas a las tribus y ciudades-estado, conocidas en conjunto como los "socii". La alianza de los socii nació del tratado de Casio del año 493, tras la derrota de la Liga Latina en la batalla del Lago Regilo. Uno de los principales objetivos de Aníbal era romper esta alianza, acabar con la República desde dentro y derrotar a los romanos de forma dramática en el campo de batalla. De hecho, logró temporalmente lo que se proponía: tras alzarse victorioso en la batalla de Cannas, muchos de los estados del sur recientemente conquistados —la mayoría habían sido ciudades de la Magna Grecia— se unieron al general cartaginés.
