El mundo heleno se encontraba a la vanguardia de la construcción de galeras de guerra cargadas de artillería. Alejandro Magno usó catapultas desde sus barcos cuando asedió Tiro en el 332 a. C. Además, fueron los griegos los que construyeron la fortaleza flotante más formidable de la época, el Siracusia. Se cree que este navío de transporte, diseñado por el inventor Arquímedes, tenía cincuenta y cinco metros de longitud. Tenía una cubierta de combate elevada que albergaba una catapulta capaz de disparar desde un dardo de cinco metros hasta un proyectil de piedra de ochenta kilos.
