Desarrollado en Pérgamo, la ciudad de la cual recibe su nombre, el "pergamino" se creó entre los siglos II y III a. C. Se ideó tras un embargo impuesto sobre la exportación de papiro de Egipto ptolemaico, aparentemente debido a la sobreproducción de juncos que se usaban para su fabricación, pero posiblemente esto también fue debido a la enemistad entre Ptolomeo y Éunemes surgida a raíz de la construcción de la gran biblioteca en Pérgamo para competir con la de Alejandría. Mientras que el papiro se fabricaba a partir de los tallos de los juncos cortados en tiras y colocados en capas, el pergamino se hacía con la piel de animales, sobre todo piel de becerro, que se estiraba y se raspaba para eliminarle todos los aceites y restos de carne antes de secarla. Aunque los métodos de producción se han refinado durante los siglos, el pergamino se hace prácticamente igual hoy en día, aunque a menor escala desde el desarrollo del papel a partir de la pulpa de madera.
