Instrucción con lanza

Tras varios siglos de conflictos con sus vecinos griegos y macedonios, los ilirios acabaron adoptando la destreza marcial de sus enemigos y su habilidad táctica. La vieja y heroica carga, la preferida entre las civilizaciones bárbaras de todo el mundo conocido —junto con la ética imperante del héroe-guerrero—, fue gradualmente reemplazada por un tipo de disposición más helénica, favoreciendo la acción en masa como parte de la falange de hoplitas y en detrimento del heroísmo individual. Todo esto obligó a los ilirios a adquirir una manera distinta de luchar.

Tradicionalmente, las lanzas habían sido armas arrojadizas: el guerrero lanzaba una lanza o jabalinas antes de cargar contra el enemigo para combatirlo con su mortífera espada sica. Pero pasó a usarse para dar estocadas dentro de un nutrido grupo de hombres luchando como una unidad.

Al final, se acabó imponiendo esta instrucción con lanza, que ayudó a llevar a cabo la breve conquista de la vecina Epiro y a derrotar a Macedonia, la superpotencia helénica regional, bajo el mando del anciano rey ilirio Bardilis.