Templo de Zalmoxis

Para los getas, Zalmoxis era el dios verdadero o, al menos, el dios supremo, siendo los demás deidades menores. Hay pruebas que apuntan a que adoraban a varios dioses, especialmente la de Heródoto, quien afirma que Zalmoxis también era conocido como Gebeleizis.

Los getas creían en la inmortalidad del alma y en que, tras la muerte, su alma simplemente viajaba para encontrarse con Zalmoxis. Era incluso una tradición, según el historiador griego, elegir a un hombre al azar cada cuatro años y enviarlo a él como mensajero. Esto se llevaba a cabo lanzando al elegido al aire sobre un trío de lanzas. Si este lograba sobrevivir, se le juzgaba indigno para ser mensajero y mala persona. Si moría en el intento, sin embargo, su alma ascendería hasta Zalmoxis, como un mensajero para el dios.