Armenia (Emperor Edition)

Armenia está acostumbrada al ascenso y caída de los imperios. Hasta su conquista a manos de Medes, el reino Urartu de la Edad de Hierro solo podía compararse en tamaño y poder con Asiria. Convertida en una mera satrapía, Armenia pasó a manos de Alejandro Magno y, más tarde, a las de los seléucidas. Este sometimiento tuvo sus beneficios: el poder seléucida acabó decayendo tanto que Armenia pudo liberarse y formar un sofisticado estado helénico independiente.

El puesto de comercio principal de Armenia, situado entre los mares Caspio y Negro, dio pie a la fundación de varias ciudades y trajo consigo una época de prosperidad que la dejó en una posición ventajosa para recuperar su antiguo esplendor. Tigranes el Grande aprovechó la inestabilidad de los seléucidas para conquistar Siria en el 83 a. C. Una alianza matrimonial con Ponto afianzó la posición de Armenia como uno de los mayores reinos orientales. Entre el rápido crecimiento de Armenia y la feroz expansión de Ponto hacia occidente, Roma se vio obligada a intervenir y envió un ejército para contener a los dos reinos. Tras la batalla de Tigranocerta, en el 69 a. C., a Armenia le fue arrebatada la mayor parte de su territorio y no pudo sino convertirse en un estado clientelar de Roma.

Sin embargo, aunque este otrora orgulloso reino no ha vuelto a resurgir, ha tomado nota de la inestabilidad imperante en Roma tras la muerte de César... Sus relaciones comerciales son sinónimo de riqueza, sus montañas ofrecen una defensa excepcional y su caballería es de las mejores del mundo. Dada su tradición de levantar imperios con rapidez, ¿podrá Armenia asumir el desafío y ser un imperio otra vez?