Roma de Octaviano (Emperor Edition)

Poco antes de su muerte, Julio César adoptó a Octaviano como su hijo y sucesor. Al Senado poco importaba acatar el testamento del dictador muerto, pero sabía de la popularidad de Octaviano entre las tropas de su padre y, cuando la ira de Marco Antonio y sus ansias de poder le llevaron a atacar a Bruto directamente, le concedieron la autoridad legal para intervenir.

Más tarde, sin embargo, se olvidaron de la lealtad de los veteranos para con Octaviano cuando intentaron poner sus legiones bajo el mando de los asesinos de César. Estos respaldaron la toma de Roma y promulgaron una serie de edictos para proscribir a los asesinos de su padre, recompensar a las tropas y proclamarle cónsul. Después, Octaviano se reunió con Marco Antonio y Lépido; un encuentro que resultó en la formación de una dictadura a tres bandas conocida como el segundo triunvirato.

Si bien las tierras que aquel recibió dejaban entrever un menor estatus, fue Octaviano quien se lanzó, junto con Marco Antonio, a la caza de los asesinos de César, Bruto y Casio, en oriente. La victoria en Filipos legitimó el triunvirato y llevó a una redistribución del territorio de la que Octaviano salió muy bien parado, en detrimento del pasivo Lépido.

Estos nuevos territorios suministran abundantes recursos para alimentar y financiar a los leales veteranos de Octaviano, y su control de Roma —ahora que en el Senado no hay disidentes— lo coloca en una posición de excepción para manipular a Marco Antonio y Lépido y conseguir sus propios fines. ¡Es el momento ideal para que Octaviano pueda apropiarse por completo del legado de César!