Atenas (La Ira de Esparta)

Atenas es una de las ciudades griegas más antiguas; su emplazamiento ha sido habitado sin interrupción desde hace casi 4500 años. La famosa colina de la ciudad, la Acrópolis, albergó en una época anterior una importante fortaleza estratégica, un palacio y fue parte importante del Imperio micénico durante la Edad del Bronce.

Se cree que Atenas estuvo una vez gobernada por un linaje hereditario de reyes que tenía el poder de asignar cargos políticos a otros nobles, sentando así las bases de lo que más adelante serían los gobiernos oligárquicos. Con el paso de los siglos, la ciudad estableció excelentes lazos comerciales con sus vecinos, dando lugar a la aparición de una de nueva clase social insatisfecha con el gobierno autocrático de los nobles. Se dieron periodos de disturbios, periodos de un gobierno casi tiránico y reformas, lo que llevó a Atenas a convertirse en el primer estado democrático de Grecia y en un bastión de la cultura helénica y el aprendizaje.

Como consecuencia de la ayuda ateniense a las ciudades griegas de Anatolia, el poderoso Imperio aqueménida intentó invadir la Grecia continental en dos ocasiones. En ambas ocasiones, Atenas resultó fundamental para el fracaso persa al desempeñar un destacado papel en las cruciales batallas de Maratón y Platea y, también, en la decisiva victoria naval de Salamina en el año 479 a. C.

Ahora que goza de un prestigio sin igual, la hegemonía ateniense —mediante la recientemente establecida Liga de Delos— parece probable y, con ella, la oportunidad de llevar la lucha a territorio persa e invadir Anatolia. Atenas lidera el mundo griego en el campo de las matemáticas, la ciencia, la filosofía y la arquitectura, así que también debería ser su protectora. Sin embargo, esos grandes soldados, los espartanos, siempre se han considerado a sí mismos los líderes naturales de los pueblos helénicos y recelan del nuevo poder e influencia de los que Atenas hace gala. A esto hay que sumar la oposición de otros estados menos importantes al modo en que la Liga de Delos ha decidido usar sus fondos. Solo hace cincuenta años del fin de las invasiones persas y la guerra vuelve a amenazar a todo el Peloponeso. Está en juego el control sobre toda Grecia. El poderío naval de Atenas solo es comparable a la superioridad terrestre de Esparta. ¡Cualquiera de las dos ciudades —e, incluso, sus aliados corintos o beocios— podría erigirse en líder de toda Grecia en tan igualado conflicto!