La explotación del oro y la plata de Iberia reportaba grandes beneficios. No solo permitía a Cartago pagar sus indemnizaciones de guerra y financiar la creación del nuevo ejército de Amílcar Barca, sino que también garantizaba la lealtad de aquellos que se acababan de reclutar como mercenarios debido a la excepcional pureza de la plata que tenían las monedas con las que pagaban sus sueldos. La explotación minera en Sierra Morena fue tan colosal que los historiadores consideran que la industria de los Bárcidas en la península ibérica financió un ejército de casi 60.000 soldados y cuarenta elefantes. Como siempre, la maquinaria bélica funcionaba con dinero, de modo que, cuando las deudas de Cartago desaparecieron y sus arcas se llenaron, también crecieron las filas de su nuevo gran ejército.
