Saqueadores gálatas
Coste de reclutamiento | 550 | |
Coste de mantenimiento | 110 | |
Daño de proyectiles | 32 | |
Alcance | 80 | |
Disparos por minuto | 6 | |
Munición | 7 | |
At. cuerpo a cuerpo | 42 | |
Daño de armas | 40 | |
Bonificación de carga | 39 | |
Def. cuerpo a cuerpo | 56 | |
Armadura | 15 | |
Salud | 75 | |
Moral base | 45 |
Habilidades
- Resistente a la fatiga
- Esconderse en el bosque
- Disparar en movimiento
- El disparo parto
- Disparo incendiario
Puntos fuertes y débiles
- Ataque normal
- Débil en defensa
- Causa pocos daños pero cuenta con una perforación de armaduras normal
- Escasa moral
Descripción
Los celtas mostraban un gran respeto por los caballos —símbolo de prestigio— y estos eran reverenciados por su fuerza y vitalidad. Como resultado, la caballería celta, como la de muchos otros ejércitos, era algo reservado para la adinerada nobleza.
Los avances en el diseño de las sillas de montar permitieron al jinete cabalgar de forma firme y estable, sin la necesidad de usar estribos: cuatro perillas soportaban los muslos del jinete, lo que le daba una mayor libertad de movimiento cuando usaba la espada o la lanza. Esta mejora influyó notablemente en las tácticas para la caballería y fue la causa del declive de los carros para dos personas, pues ya no eran la única fuerza veloz de ataque. Algunos soldados de caballería llevaban espadas más largas y, al igual que los aurigas tradicionales, solían desmontar y combatir a pie.
Los jinetes celtas se convirtieron en mercenarios muy solicitados, llegando a servir —con el paso del tiempo— a los ejércitos cartaginés, egipcio y romano.