Penteres con torre, Honderos celtas
Coste de reclutamiento | 1,060 | |
Coste de mantenimiento | 212 | |
Daño de proyectiles | 20 | |
Alcance | 150 | |
Disparos por minuto | 7 | |
Salud de los barcos | 1,020 | |
Velocidad de barcos | 5 | |
At. cuerpo a cuerpo | 8 | |
Daño de armas | 24 | |
Def. cuerpo a cuerpo | 37 | |
Armadura | 25 | |
Salud | 45 |
Puntos fuertes y débiles
- Buena resistencia del casco
- Tripulación normal
- Velocidad normal
- Embestida normal
- Muy buen combate con proyectiles
- Muy largo alcance
- Velocidad de disparo normal
- Inflige mucho daño, pero escasa perforación de armaduras
- Muy débil cuerpo a cuerpo
- Moral muy escasa
Descripción
El quinquerreme, en latín, o pentere, en griego fue usado por primera vez por los siracusanos contra los cartagineses alrededor del 398 a. C. Al igual que otros polirremes, lo más probable es que no tuviesen cinco filas de remos, sino que más bien se referían al número de remeros. En este caso, los remeros estarían colocados en filas de 2-2-1 subiendo desde la línea de flotación. Es de lógica mantener todo el peso posible en la parte baja del barco para ayudar a su estabilidad. Un centro de gravedad alto hace más probable que un barco vuelque si es golpeado desde un lado. Esa altura hizo del quinquerreme un formidable navío, tanto por su apariencia como por su eficacia en combate. Con un gran contingente a bordo y unas extensas cubiertas, este barco pesado podía hacer frente a la mayoría de enemigos y amenazas.
Para los celtas, la manera más honrosa de matar a un hombre era en un combate cuerpo a cuerpo. Daban mucho valor a la valentía personal y creían que matar a alguien a distancia era deshonroso; pero, no nos equivoquemos, pues honderos, jabalineros y arqueros seguían teniendo su lugar en el campo de batalla. Esta era, a menudo, la manera en que algunos celtas entraban en combate: los guerreros pagaban por su propio equipo, por lo que solo los más adinerados se podían permitir armaduras y armas de calidad, mientras que los pobres —hombres libres al servicio de los nobles— solían ser escaramuzadores. Aunque jamás podrían alcanzar el estatus de sus nobles señores, su participación en el combate les permitía demostrar su valor.