Nave de saqueo mediana con proyectiles, Honderos britanos

Coste de reclutamiento 590
Coste de mantenimiento 118
Daño de proyectiles 23
Alcance 150
Disparos por minuto 7
Salud de los barcos 1,067
Velocidad de barcos 3
At. cuerpo a cuerpo 8
Daño de armas 24
Def. cuerpo a cuerpo 37
Armadura 25
Salud 50
Puntos fuertes y débiles
  • Buena resistencia del casco
  • Tripulación normal
  • Gran velocidad
  • Embestida débil
  • Abordaje pobre
  • Buen combate con proyectiles
  • Muy largo alcance
  • Velocidad de disparo normal
  • Inflige mucho daño, pero escasa perforación de armaduras
  • Muy débil cuerpo a cuerpo
  • Moral muy escasa
Descripción

La mayoría de las tribus del norte de Europa no eran potencias navales, pero sí que contaban con hábiles marineros. También dominaban las técnicas de construcción de barcos y, aunque la mayoría de las embarcaciones eran barcos pequeños recubiertos de cuero para navegar en el interior y en la costa, se construyeron barcos más grandes para navegar en aguas profundas. Los carpinteros de ribera usaban tablas gruesas para los cascos; estas se unían entre sí para luego recubrir un esqueleto de madera, creando así una robusta embarcación que pudiese aguantar las condiciones del Atlántico. Julio César quedó sorprendido con la calidad de los barcos enemigos cuando su flota se encontró con los vénetos de los moderna Britania de la época. Los barcos de los vénetos tenían el fondo plano para poder navegar en aguas poco profundas, pero a la vez estaban construidos con roble pesado para soportar los mares más agitados. Esto los convertía en un fuerte enemigo para las galeras romanas y les permitía esquivar las embestidas. César decía que los barcos enemigos estaban construidos de "tablones de un pie romano de ancho, estaban sujetos con pinchos de hierro tan anchos como el pulgar de un hombre y las anclas usaban cadenas de hierro en vez de cables". Cuando los romanos se veían obligados a abordar se encontraban con temibles guerreros, acostumbrados a luchar cuerpo a cuerpo en mar abierto.

Para los celtas, la manera más honrosa de matar a un hombre era en un combate cuerpo a cuerpo. Daban mucho valor a la valentía personal y creían que matar a alguien a distancia era deshonroso; pero, no nos equivoquemos, pues honderos, jabalineros y arqueros seguían teniendo su lugar en el campo de batalla. Esta era, a menudo, la manera en que algunos celtas entraban en combate: los guerreros pagaban por su propio equipo, por lo que solo los más adinerados se podían permitir armaduras y armas de calidad, mientras que los pobres —hombres libres al servicio de los nobles— solían ser escaramuzadores. Aunque jamás podrían alcanzar el estatus de sus nobles señores, su participación en el combate les permitía demostrar su valor.

Requiere
: Edificios
Regiones
Iska Venta Belgarum Durovernon
Disponible para las siguientes facciones: