Hemiolia de asalto, Jabalineros egipcios
Coste de reclutamiento | 370 | |
Coste de mantenimiento | 74 | |
Daño de proyectiles | 32 | |
Alcance | 80 | |
Disparos por minuto | 7 | |
Salud de los barcos | 402 | |
Velocidad de barcos | 7 | |
At. cuerpo a cuerpo | 8 | |
Daño de armas | 24 | |
Def. cuerpo a cuerpo | 37 | |
Armadura | 15 | |
Salud | 45 |
Habilidades
- Resistente a la fatiga
- Esconderse en el bosque y en los matorrales
- Resistente al calor
- Disparo incendiario
Puntos fuertes y débiles
- Muy pobre resistencia del casco
- Tripulación ligera
- Grandísima velocidad
- Embestida débil
- Abordaje muy pobre
- Combate con proyectiles pobre
- Corto alcance
- Gran velocidad de disparo
- Inflige muchísimo daño y cuenta con una muy buena perforación de armaduras
- Muy débil cuerpo a cuerpo
- Moral muy escasa
Descripción
La hemiolia era una galera ligera, una de las embarcaciones preferidas de los piratas del mundo antiguo. Evolucionó a partir del birreme, un barco que contaba con dos cubiertas completas de remos. La hemiolia redujo el número de remos en la cubierta superior y dejó más o menos la mitad de remos y remeros en la sección central del barco. Este menor número de remeros influía poco en la velocidad general porque el peso de carga también disminuía. Gracias a que usaba tanto remos como velas, y dado que su tripulación podía cambiar el modo de propulsión con rapidez, la hemiolia resultó ser la embarcación ideal para perseguir los ricos navíos mercantes, más grandes y pesados. Los abordajes se iniciaban desde las hemiolias, las embestidas no eran una táctica útil, pues los botines acaban más con los peces que enriqueciendo a los piratas. La velocidad y agilidad de las hemiolias las hacía útiles para la exploración, como barcos de suministro y para rematar a los barcos dañados en las batallas.
Las tropas nativas reforzaban a las falanges griegas del Egipto ptolemaico. Estos valientes y orgullosos guerreros realizaban distintos cometidos para sus señores egipcios, pero se les usaba más comúnmente como peltastas, protegiendo a los escaramuzadores, en los flancos de las falanges o realizando escaramuzas en terrenos difíciles. Aunque los ptolomeos adoptaron las costumbres de los faraones y su infraestructura religiosa, el descontento entre la población nativa continuó siendo una constante en todo Egipto. Esto se debía, en parte, a que los señores griegos usaban las tradiciones de los faraones para llenar sus arcas a costa del pueblo común. El núcleo de los ejércitos ptolemaicos siempre estuvo formado por griegos, hasta la batalla de Rafia, en el 217 a. C., cuando se enfrentaron a un ejército seléucida tan grande que Ptolomeo IV se vio obligado a congregar a treinta mil egipcios nativos por primera vez. La necesidad se impuso sobre la desconfianza hacia los desilusionados nativos. Su actuación en la batalla finalmente hizo que se incrementara la proporción de tropas nativas en el ejército egipcio, lo que derivó en una mayor diversidad de funciones para los hombres que se habían ganado la confianza de sus comandantes griegos.