Septere con proyectiles, Arqueros

Coste de reclutamiento 1,130
Coste de mantenimiento 226
Daño de proyectiles 35
Alcance 125
Disparos por minuto 6
Salud de los barcos 1,617
Velocidad de barcos 4
At. cuerpo a cuerpo 8
Daño de armas 24
Def. cuerpo a cuerpo 12
Armadura 10
Salud 45
Puntos fuertes y débiles
  • Resistencia del casco insuperable
  • Muchísima tripulación
  • Muy poca velocidad
  • Embestida potente
  • Buen abordaje
  • Muy buen combate con proyectiles
  • Largo alcance
  • Velocidad de disparo normal
  • Inflige mucho daño, pero escasa perforación de armaduras
  • Muy débil cuerpo a cuerpo
  • Moral muy escasa
Descripción

En el Mediterráneo se produjo una carrera entre varias naciones por construir buques de guerra de gran tamaño. El tamaño —que se medía por el número de remeros, la longitud del barco y su volumen— y, sobre todo, la majestuosidad de la nave, las convirtieron en un instrumento para demostrar tanto la capacidad de un gobierno como su potencial bélico. Un pueblo que podía costearse tales barcos era sin duda tan rico que podía sufragar el coste de cualquier guerra. El cuadrirreme era un buque de guerra muy práctico, capaz de maniobrar en combate. No se podía decir lo mismo de los enormes polirremes o "barcos con muchos remeros". La arqueología práctica muestra que el uso de muchas filas de remos es algo que no funciona, así que el polirreme quizás se refería más al número de remeros en la nave: un septirreme solía tener unos siete remeros por cada fila de tres remos, colocados con una disposición de 3, 3 y 2 por remo subiendo desde la línea de flotación. El rey Demetrio I de Macedonia lideró sus flotas en la batalla de Salamina, en el 306 a. C., desde la cubierta de un heptere o septirreme, pero sus ambiciones no acabaron ahí. Tampoco las de otros reinos y los barcos de guerra pesados posteriores llegaron a contar con once, trece y más remeros por fila. Al igual que los barcos más grandes podían llevar más remeros, estos también podían llevar grandes contingentes marinos, torres de arqueros y una gran variedad de útil artillería.

Aunque en Grecia no se respetase el tiro con arco como habilidad militar, Creta producía arqueros excepcionales que vendían sus servicios como mercenarios al mejor postor. Los arqueros cretenses disparaban flechas con punta de bronce con sus pesados arcos de una pieza y solían llevar escudos, lo que indica que participaban en combate cuerpo a cuerpo; esto debió suponer un aliciente más a ojos de aquellos generales en busca de mercenarios para una campaña. Su mejor momento se dio cuando Alejandro Magno contrató a cretenses para que ayudaran a su imbatible falange. Comandados por Clearco, quinientos cretenses acompañaron a la falange macedonia durante la batalla del Gránico, compensando así la superioridad numérica persa ese día y facilitando la victoria de Alejandro. Aunque los romanos no solían contar con arqueros entre sus tropas, una vez conquistaron Grecia, los arqueros cretenses comenzaron a acompañarles como tropas auxiliares. Llegaron incluso a luchar en la campaña del César en la Galia contra Vercingetórix, haciendo que reuniera a los mejores arqueros que las tribus pudieran ofrecerles para luchar contra ellos.

Requiere
: Edificios
Disponible para las siguientes facciones: