Nave de saqueo de asalto, Guerreros mercenarios celtas
Coste de reclutamiento | 400 | |
Coste de mantenimiento | 300 | |
Salud de los barcos | 875 | |
Velocidad de barcos | 3 | |
At. cuerpo a cuerpo | 27 | |
Daño de armas | 40 | |
Def. cuerpo a cuerpo | 50 | |
Armadura | 45 | |
Salud | 55 |
Habilidades
Puntos fuertes y débiles
- Resistencia del casco normal
- Tripulación ligera
- Grandísima velocidad
- Embestida débil
- Abordaje normal
- Buena capacidad de ataque
- Capacidad de defensa normal
- Inflige daños medios pero posee una escasa perforación de armaduras
- Moral normal
Descripción
La mayoría de las tribus del norte de Europa no eran potencias navales, pero sí que contaban con hábiles marineros. También dominaban las técnicas de construcción de barcos y, aunque la mayoría de las embarcaciones eran barcos pequeños recubiertos de cuero para navegar en el interior y en la costa, se construyeron barcos más grandes para navegar en aguas profundas. Los carpinteros de ribera usaban tablas gruesas para los cascos; estas se unían entre sí para luego recubrir un esqueleto de madera, creando así una robusta embarcación que pudiese aguantar las condiciones del Atlántico. Julio César quedó sorprendido con la calidad de los barcos enemigos cuando su flota se encontró con los vénetos de los moderna Britania de la época. Los barcos de los vénetos tenían el fondo plano para poder navegar en aguas poco profundas, pero a la vez estaban construidos con roble pesado para soportar los mares más agitados. Esto los convertía en un fuerte enemigo para las galeras romanas y les permitía esquivar las embestidas. César decía que los barcos enemigos estaban construidos de "tablones de un pie romano de ancho, estaban sujetos con pinchos de hierro tan anchos como el pulgar de un hombre y las anclas usaban cadenas de hierro en vez de cables". Cuando los romanos se veían obligados a abordar se encontraban con temibles guerreros, acostumbrados a luchar cuerpo a cuerpo en mar abierto.
Los guerreros celtas no tenían ni la organización ni la destreza táctica de sus oponentes "civilizados", pero lo compensaban con su experiencia como mercenarios y con la metalurgia y su manera de desenvolverse en combate no tenía nada que envidiar a griegos o romanos. El arma celta por antonomasia era la lanza, un arma de fácil manejo; aunque el típico guerrero celta podía llevar varias armas al combate: una jabalina ligera que lanzar al acercarse o al cargar contra el enemigo y una lanza más larga, con punta de hierro, para los enfrentamientos cuerpo a cuerpo. Algunas lanzas tenían estrías en la punta para provocar aún más daños al extraerlas del cuerpo del enemigo. Además, resultaban muy convenientes para mostrar trofeos de batalla: las cabezas putrefactas de los enemigos asesinados. Sus insaciables ansias de combatir, unidas a su reputación de pueblo sangriento, eran suficientes para llenar de miedo el corazón de sus oponentes. Los guerreros celtas realizaban un coro de cánticos, lanzaban provocaciones e insultos, dirigidos a sus enemigos, y hacían sonar su terrorífico cuerno de batalla o carnyx. Con semejante espectáculo, lo que pretendían era intimidar al enemigo y preparar sus mentes para afrontar adecuadamente el combate.