Dieres con calderos de fuego, Lanceros númidas
Coste de reclutamiento | 350 | |
Coste de mantenimiento | 70 | |
Salud de los barcos | 501 | |
Velocidad de barcos | 6 | |
At. cuerpo a cuerpo | 13 | |
Daño de armas | 20 | |
Def. cuerpo a cuerpo | 64 | |
Armadura | 15 | |
Salud | 45 |
Puntos fuertes y débiles
- Muy pobre resistencia del casco
- Tripulación muy ligera
- Gran velocidad
- Embestida inicial muy potente
- Buen abordaje
- Unidad defensiva normal
- Causa pocos daños pero cuenta con una perforación de armaduras normal
- Débil en ataque
- Escasa moral
Descripción
El espolón de la línea de flotación fue acoplado a un barco por primera vez alrededor del 850 a. C. Esto transformó los barcos de guerra y las tácticas navales. Aquellos dejaron de ser las plataformas de los combates de infantería sobre el agua para pasar a ser armas en sí mismos. Las galeras cambiaron, adaptándose a la nueva realidad. Una embestida con velocidad era capaz de perforar y hundir un navío enemigo, para lo cual se necesitaban barcos ágiles, estrechos y veloces. Para obtener más velocidad se necesitaban obviamente más remos. Un barco rápido con una sola fila de remos era demasiado largo y poco práctico. La solución era colocar un grupo adicional de remeros sobre los primeros, pero ligeramente escalonados para permitir más bancos para los remeros. Los birremes, o el equivalente griego dieres, no eran más largos que los diseños previos, pero sí contaban con el doble de remos. Eran rápidos, maniobrables, y podían transportar un contingente de combate. Algunas naciones daban a la tripulación de los birremes vasijas de fuego. Estas vasijas de arcilla se llenaban de aceite y alquitrán y las lanzaban a los barcos enemigos con la esperanza de incendiarlos.
Numidia tenía a sus espaldas una feroz tradición guerrera, en parte motivada por los enconados enfrentamientos y las luchas internas entre masilios y masesilos. Se posicionaron y cambiaron de bando en las guerras púnicas, en función de sus propios planes, y solo se convirtieron en un único estado tras la batalla de Zama, en el 202 a. C. Con la caída de Cartago, los númidas vieron el camino despejado para su expansión territorial, la cual les llevó a la guerra de Jugurta contra Roma, del 112 al 105 a. C. Solo se consiguió derrotar al rey númida Jugurta gracias a la traición de Boco, su suegro. Pese a su gran reputación como soldados de caballería, sus tropas de infantería también eran muy eficaces. El historiador Suetonio menciona la existencia de "legiones númidas" —término que, en los escritos de autores romanos, solía describir a las tropas romanas— en su comentario sobre el discurso de Julio César sobre la marcha de Juba, para ayudar a Escipión, antes de la batalla de Tapso. en el 46 a. C., lo cual sugiere no solo que luchaban de una manera similar a la romana, sino también que seguramente tenían un equipamiento parecido. Los númidas también adoptaron otras tácticas y equipamiento bélico, como escudos similares al tureo y espadas parecidas a las de los hoplitas.
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