Descripción
Cilicia, en el extremo sudoeste de Anatolia, fue una de las llanuras más fértiles de la región y, como tal, tenía una importancia estratégica vital para el Imperio aqueménida que, bajo el reinado de Ciro II el Grande, conquistó Cilicia en el año 540 a. C. La provincia fue una satrapía aqueménida y gozó de cierto grado de independencia con respecto a Persia a cambio de su lealtad. La importancia estratégica de Cilicia no solo radicaba en sus fértiles llanuras, sino en el gran camino que pasaba por el centro de sus tierras, que descendía desde la llanura de Anatolia y pasaba por los estrechos pasos de montaña conocidos como las Puertas de Cilicia hacia Siria, Persia y más allá. Se podía decir, en muchos sentidos, que Cilicia era la puerta persa de entrada a Anatolia y, en consecuencia, estaba fuertemente defendida. Al final, los cilicios se aliaron con Ciro el Joven cuando se rebelaron contra sus señores persas, pero Artajerjes consiguió cortar el problema de raíz.