Recinto de Eshmún

A Eshmún, principalmente reverenciado como una deidad sanadora, también se lo consideraba protector y guardián de la ciudad fenicia de Sidón y se lo asociaba con la primavera y la renovación de la vida. Los templos de Eshmún, como el gran complejo cerca de Sidón, contaban con canales de agua hechos de piedra y grandes cisternas para facilitar las abluciones purificadoras antes de llevar a cabo cualquier ritual. Las ofrendas votivas se dejaban en cisternas y piscinas en señal de agradecimiento por la sanación o con la esperanza de obtener el favor de Eshmún.

La historia del origen de Eshmún es un poco violenta, por lo que todo aquel con cierta disposición nerviosa debería dejar de leer ahora.

Eshmún fue originalmente un hombre mortal cuya belleza embelesó a la diosa Astarté, quien le persiguió incansable para tomarlo como amante. Para zafarse de los avances de la diosa, Eshmún tomó la radical e irreversible decisión de castrarse... con un hacha. Por desgracia, murió a causa de las heridas que se infligió. Cegada por el dolor, Astarté le devolvió la vida y lo convirtió en dios, por lo que el hacha al final no sirvió para nada.