Galacia

Los gálatas, pueblo de ascendencia gala, no solo se han asentado recientemente en áreas de Anatolia central y de Frigia, sino que ya las dominan. Orgullosos guerreros, conocidos por su habilidad, su lealtad y su ferocidad en combate, son muy valorados como mercenarios en el mundo helénico.

Formados por tres tribus —tectósages, tolistobogios y trocmios—, los gálatas se separaron de los galos de Breno durante la invasión de Macedonia y Grecia en el año 279 a. C. Atravesando primero Tracia, cruzaron el Bósforo en dirección a Anatolia como aliados de Nicomedes de Bitinia, a cambio de derrotar al hermano de este, con el que mantenía una lucha dinástica. Tras unirse a Nicómedes en un breve conflicto contra los expansionistas seléucidas, acaban asentándose en la zona que pasará a llamarse Galacia. El territorio es dividido entre las tres tribus y cada una mantiene su propia capital y gobierno, pero permanecen unidas bajo un mismo consejo en Drinametos, un bosque sagrado de robles, situado al sudoeste de Ancira, la capital de los tectósages. Al permitir que los autóctonos de Capadocia mantengan cierto control de sus tierras a cambio de diezmos, los gálatas están convirtiéndose poco a poco en una aristocracia militar. Al igual que los espartanos en el pasado, esto les permite centrarse plenamente en sus habilidades bélicas: Luchan al estilo celta y son letales manejando la espada, la jabalina y el escudo ovalado.

Situados en el corazón de Anatolia, ante los gálatas se abren muchos horizontes: extender su dominio por Capadocia o llegar al mar, a través de Ponto, Pérgamo o Bitinia y, una vez consolidada su posición, extenderse hacia el este o el oeste.