Los masagetas son una feroz tribu nómada que poseía una larga tradición en destruir ejércitos, como ocurrió con Ciro II el Grande y su ejército persa. Desde las estepas, se lanzan a atacar a todo aquel que se les ponga por delante, nómada o no, saqueando todo lo que encuentren y moviéndose con gran rapidez, en pos de nuevas conquistas. Dada su gran destreza ecuestre, hay poco que no puedan conseguir.
Es muy posible que Heródoto confundiera las identidades de las diversas tribus de las estepas, como ilustra el ejemplo de esta tribu, a quienes describía como "masagetas" —que significa 'grandes getas'—, cuando lo cierto es que los verdaderos getas no eran sino una tribu dacia, en absoluto escita y tampoco nómada. Según Heródoto, los masagetas vivían al este del mar Caspio y se asemejaban a los escitas, aunque con costumbres y tradiciones propias. Hace especial hincapié en sus singulares rituales funerarios, en los que se cocinaban y se comían a las personas que habían muerto de manera honorable. Por suerte, eran lo suficientemente sensatos para no comerse a todos aquellos que hubieran muerto por enfermedades extrañas.