Los eruditos de la época cuestionaban el mundo que les rodeaba y poco a poco comenzaron a sentar las bases de disciplinas como la astronomía, la geografía, las matemáticas, la medicina y la filosofía para definir sus descubrimientos. Algunos de estos sabios se convertirían en los grandes pensadores de su época, llegando a formar escuelas para transmitir sus conocimientos. La ciudad egipcia de Alejandría fue el centro académico del mundo antiguo y hogar de una basta colección de pergaminos que servían como documentación. Era un lugar de peregrinación intelectual para las mentes más inquisitivas.
