En la época de las incursiones de César, las tribus galas eran gobernadas por consejos de ancianos y magistrados elegidos anualmente, especialmente en el sur de la región. Este sistema se desarrolló a partir de las cortes de los reyes celtas, pero en ciertas tribus mantuvieron la antigua costumbre de seguir a líderes tribales que eran como reyes. Estos líderes tribales se hacían rodear de vasallos, subordinados y deudores. Cuando Orgetórix de los helvecios fue juzgado por su propio pueblo, llevó consigo un séquito de diez mil personas, suficientes como para intimidar a sus oponentes y poner fin al juicio.
