A lo largo de sus campañas en la Galia, César reclutó legiones de las provincias de la Galia Cisalpina e Ilírico y, más tarde, de la Galia Transalpina. Su nombramiento original le concedía el mando sobre cuatro legiones: la VII, la VIII, la IX y la X. Sin embargo, con la migración en masa de los helvecios, César intentó ganar tiempo enviándoles delegaciones, mientras reclutaba ilegalmente más tropas que, con el paso del tiempo, se convertirían en las legiones XI y XII. Normalmente, la creación de nuevas legiones requería permiso por parte del Senado; César ignoró esta norma una y otra vez en sus campañas de la Galia, sabiéndose a salvo de ser juzgado por el imperium que le otorgaba su proconsulado.
