La falange pesada no se esfumó del mundo helénico de la noche a la mañana, sino que fue evolucionando para incorporar tropas ligeras y de caballería, obteniendo mayor movilidad y flexibilidad. Los ejércitos griegos empezaron a equipar a sus soldados con corazas más ligeras y centraron sus esfuerzos en las escaramuzas y en los combates hombre a hombre. Desarrollaron los "tureóforos" de infantería: soldados equipados con el escudo ovalado o tureo, presuntamente tomado del scutum romano. Estos hombres tenían más movilidad que los hoplitas y podían proteger y reforzar la falange, atacar al enemigo por el flanco y, en general, cubrir el hueco entre los lanceros pesados y los ligeros peltastas escaramuzadores.
