La legión romana se creó en el año 320 a. C., dividiendo las fuerzas romanas en tres clases diferenciadas según edad, experiencia y riqueza. La legión estaba formada por treinta compactos bloques de hombres o “manípulos”, desplegados en una formación cuadrangular. Los hastati, compuestos por los soldados más jóvenes, eran los primeros en entrar en combate, armados con sus jabalinas o pila. Detrás de ellos, apoyándolos, había una segunda fila de "principes", hombres en la plenitud de su vida, lo suficientemente imponentes como para enzarzarse en combates en distancias cortas. Estos también iban armados con pila y espada, para los combates cuerpo a cuerpo. Detrás de esta formación, aguardaban los triarios, quienes a menudo eran obligados a permanecer de rodillas para evitar que sucumbieran a la tentación de lanzarse a la refriega. Los triarios eran las tropas con más experiencia de la legión.
