Guardia personal del general
Coste de reclutamiento | 460 | |
Coste de mantenimiento | 90 | |
At. cuerpo a cuerpo | 23 | |
Daño de armas | 29 | |
Bonificación de carga | 20 | |
Def. cuerpo a cuerpo | 56 | |
Armadura | 90 | |
Salud | 95 | |
Moral base | 55 |
Puntos fuertes y débiles
- Buena capacidad de ataque
- Capacidad de defensa normal
- Causa pocos daños pero cuenta con una perforación de armaduras normal
- Moral normal
Descripción
Los generales cartagineses —elegidos de entre familias nobles— eran seleccionados para realizar campañas contra los enemigos de Cartago. Un tribunal de ancianos, conocido como el "consejo de los cien", se encargaba de la responsabilidad judicial militar y civil y tenía la potestad de designar o castigar a los generales de Cartago, si era necesario. El castigo podía adoptar diferentes formas, desde una penitencia hasta la crucifixión. Imilco, por ejemplo, que abandonó a sus tropas en el asedio de Siracusa, en el 397 a. C., tuvo que visitar todos los templos de Cartago vestido como un esclavo y luego se dejó morir de hambre, como penitencia por su crimen. Cuando Roma saqueó Cartago en el año 146 a. C., Asdrúbal pidió misericordia, pero su mujer, incapaz de soportar la vergüenza, se arrojó con sus hijos al fuego. En contraste con estos fracasos, Amílcar y su hijo Aníbal obtuvieron un gran éxito y se les eligió para que continuaran al mando durante la primera y segunda guerra púnica. Aníbal reformó el consejo de los cien, lo convirtió en un órgano electo y, a pesar de su exilio voluntario para apaciguar a Roma, en el 195 a. C., los romanos le siguieron temiendo hasta su muerte y los cartagineses recelaron de su ansia de poder.