Septere con proyectiles, Jabalineros libios

Coste de reclutamiento 1,110
Coste de mantenimiento 222
Daño de proyectiles 32
Alcance 80
Disparos por minuto 7
Salud de los barcos 1,617
Velocidad de barcos 4
At. cuerpo a cuerpo 8
Daño de armas 24
Def. cuerpo a cuerpo 37
Armadura 15
Salud 45
Puntos fuertes y débiles
  • Resistencia del casco insuperable
  • Muchísima tripulación
  • Muy poca velocidad
  • Embestida potente
  • Buen abordaje
  • Muy buen combate con proyectiles
  • Corto alcance
  • Gran velocidad de disparo
  • Inflige muchísimo daño y cuenta con una muy buena perforación de armaduras
  • Muy débil cuerpo a cuerpo
  • Moral muy escasa
Descripción

En el Mediterráneo se produjo una carrera entre varias naciones por construir buques de guerra de gran tamaño. El tamaño —que se medía por el número de remeros, la longitud del barco y su volumen— y, sobre todo, la majestuosidad de la nave, las convirtieron en un instrumento para demostrar tanto la capacidad de un gobierno como su potencial bélico. Un pueblo que podía costearse tales barcos era sin duda tan rico que podía sufragar el coste de cualquier guerra. El cuadrirreme era un buque de guerra muy práctico, capaz de maniobrar en combate. No se podía decir lo mismo de los enormes polirremes o "barcos con muchos remeros". La arqueología práctica muestra que el uso de muchas filas de remos es algo que no funciona, así que el polirreme quizás se refería más al número de remeros en la nave: un septirreme solía tener unos siete remeros por cada fila de tres remos, colocados con una disposición de 3, 3 y 2 por remo subiendo desde la línea de flotación. El rey Demetrio I de Macedonia lideró sus flotas en la batalla de Salamina, en el 306 a. C., desde la cubierta de un heptere o septirreme, pero sus ambiciones no acabaron ahí. Tampoco las de otros reinos y los barcos de guerra pesados posteriores llegaron a contar con once, trece y más remeros por fila. Al igual que los barcos más grandes podían llevar más remeros, estos también podían llevar grandes contingentes marinos, torres de arqueros y una gran variedad de útil artillería.

La jabalina se cuenta entre las armas más antiguas usadas por manos humanas. Equipados con jabalinas y poco más, los escaramuzadores hostigaban al enemigo y se cebaban con las falanges de hoplitas antes de retirarse rápidamente. Esta era la típica táctica de todas las tropas con jabalinas que no llevaban armadura: atacar a distancia, para luego refugiarse tras la infantería con armadura pesada, o continuar atacando; pero siempre manteniéndose lejos del alcance enemigo. Este hostigamiento podía ser muy efectivo; en el 391 a. C., en la batalla de Lechaeum, un ejército de espartanos, que carecía del apoyo de los escaramuzadores y la caballería, sufrió grandes bajas a manos de unos atenienses armados con jabalinas que no quisieron enfrentarse a ellos en un combate cuerpo a cuerpo. Con el tiempo, los escudos se hicieron más comunes, como los usados por los peltastas griegos y tracios, por lo que estos soldados fueron desplazados por los tureóforos. Sin embargo, los jabalineros y otros soldados no regulares jugaron un papel importante en muchos ejércitos a lo largo de toda la antigüedad.

Requiere
: Edificios
Disponible para las siguientes facciones: