Hexeres con torre, Montañeses

Coste de reclutamiento 1,360
Coste de mantenimiento 272
Salud de los barcos 1,281
Velocidad de barcos 4
At. cuerpo a cuerpo 25
Daño de armas 26
Def. cuerpo a cuerpo 36
Armadura 15
Salud 45
Puntos fuertes y débiles
  • Gran resistencia del casco
  • Tripulación pesada
  • Poca velocidad
  • Embestida potente
  • Muy buen abordaje
  • Combate con proyectiles pobre
  • Ataque normal
  • Escasa defensa
  • Inflige daños leves pero cuenta con una buena perforación de armaduras
  • Escasa moral
Descripción

Con el paso de los siglos, las tácticas navales y las necesidades cambiaron a lo largo del Mediterráneo. La tendencia fue la de tener barcos más grandes, en parte como expresión de poder nacional o dinástico. Los gobernantes ptolemaicos de Egipto tenían especial predilección por los barcos grandes que usaban como prueba fehaciente para mostrar su riqueza e influencia. Estos polirremes —término que significa "muchos remos"— no eran aptos para realizar embestidas durante el combate. En la práctica muchos de ellos no tenían más remos que los barcos más pequeños, lo que sí tenían eran más remeros por remo que estos. El hexarreme romano o el hexere griego tenían dos filas de remos con tres remeros por remo. Esto era una versión de dimensiones extremadamente grandes de un barco más pequeño. Aun así, debido a su construcción extremadamente pesada y fuerte, se movían muy lentamente y les era imposible girar rápidamente, lo que era necesario para aprovechar los errores enemigos. A cambio, estos grandes barcos le sacaban partido a sus anchas cubiertas y a su gran capacidad de transporte y se convirtieron en plataformas de combate para la infantería y la artillería. El abordaje o el bombardeo a larga distancia eran los métodos ideales para derrotar al enemigo. La guerra naval había vuelto a su punto de origen en lo referente a métodos de combate, aunque ahora los barcos eran de un tamaño mucho mayor.

Los montañeses orientales solían ser escaramuzadores de infantería ligera, expertos en terrenos montañosos y difíciles pues, con frecuencia, se veían obligados a defender sus tierras. Muchas de las tribus de montaña, entre las que se incluyen los bitinios —de donde Bitinia recibe su nombre—, descendían de los anteriores movimientos migratorios tracios, que habían acabado en Anatolia tras atravesar el Bósforo. Estas tribus destacaban por su gran apego a sus propias tierras y la desconfianza hacia la gente de las llanuras y los extranjeros. Armados de manera parecida a los peltastas, llevaban lanzas, jabalinas y dagas y su única protección era un escudo ligero, que solía estar hecho con mimbre o madera, o cubierto de piel. En combate eran muy rápidos, increíblemente ágiles y usaban frecuentemente artimañas y engaños.

Requiere
: Edificios
Disponible para las siguientes facciones: