Descripción
Los mercenarios gálatas, animados por los faraones ptolemaicos para que se asentaran en Egipto, eran empleados en sus ejércitos y como guardas reales. Los gálatas, miembros de una tribu celta, emigraron al sur, llegando al centro de Anatolia y al este de Frigia después de que Breno invadiera Macedonia y Grecia en el 279 a. C. Estos habilidosos guerreros con reputación de salvajes solían hacer de mercenarios en todo el mundo helénico y se les tuvo gran estima durante este periodo. Luchaban al estilo celta usando las espadas, jabalinas y escudos ovalados. Las tropas auxiliares del ejército egipcio no solían llevar armadura, pero los gálatas de la Guardia Real llevaban camisas de cota de malla en la época de Cleopatra, quien recibió, como regalo de Julio César, 300 guerreros gálatas en el 48 a. C. Estos soldados constituían en sí una solución efectiva para la escasez de hombres que acuciaba a los gobernantes ptolemaicos. La lealtad de tales mercenarios se podía comprar fácilmente con la riqueza de Egipto y era mucho menos probable que ellos se volvieran contra sus nuevos y extranjeros amos que los egipcios nativos.
