Hexeres de asalto, Infantería con hacha agriana
Coste de reclutamiento | 1,060 | |
Coste de mantenimiento | 212 | |
Salud de los barcos | 1,046 | |
Velocidad de barcos | 5 | |
At. cuerpo a cuerpo | 30 | |
Daño de armas | 26 | |
Def. cuerpo a cuerpo | 41 | |
Armadura | 50 | |
Salud | 50 |
Habilidades
- Resistente a la fatiga
- Esconderse en el bosque y en los matorrales
- Disparo incendiario
Puntos fuertes y débiles
- Gran resistencia del casco
- Tripulación pesada
- Poca velocidad
- Embestida potente
- Muy buen abordaje
- Corto alcance
- Gran velocidad de disparo
- Inflige muchísimo daño y cuenta con una muy buena perforación de armaduras
- Muy débil cuerpo a cuerpo
- Moral muy escasa
Descripción
Con el paso de los siglos, las tácticas navales y las necesidades cambiaron a lo largo del Mediterráneo. La tendencia fue la de tener barcos más grandes, en parte como expresión de poder nacional o dinástico. Los gobernantes ptolemaicos de Egipto tenían especial predilección por los barcos grandes que usaban como prueba fehaciente para mostrar su riqueza e influencia. Estos polirremes —término que significa "muchos remos"— no eran aptos para realizar embestidas durante el combate. En la práctica muchos de ellos no tenían más remos que los barcos más pequeños, lo que sí tenían eran más remeros por remo que estos. El hexarreme romano o el hexere griego tenían dos filas de remos con tres remeros por remo. Esto era una versión de dimensiones extremadamente grandes de un barco más pequeño. Aun así, debido a su construcción extremadamente pesada y fuerte, se movían muy lentamente y les era imposible girar rápidamente, lo que era necesario para aprovechar los errores enemigos. A cambio, estos grandes barcos le sacaban partido a sus anchas cubiertas y a su gran capacidad de transporte y se convirtieron en plataformas de combate para la infantería y la artillería. El abordaje o el bombardeo a larga distancia eran los métodos ideales para derrotar al enemigo. La guerra naval había vuelto a su punto de origen en lo referente a métodos de combate, aunque ahora los barcos eran de un tamaño mucho mayor.
Los agrianos eran feroces guerreros de una tribu de la zona de Peonia. Se les conocía por su increíble destreza y velocidad y se convirtieron en una unidad de infantería auxiliar de Alejandro Magno. Iban armados con jabalinas durante las batallas y podían moverse rápidamente y golpear duro al enemigo. Casi no llevaban armadura que les molestara y no llevaban escudo. Alejandro los utilizó constantemente como tropas de primera línea en muchas de sus batallas más importantes, en las que se convirtieron en una unidad de asalto con proyectiles de élite bajo el mando de su general, Atalo. Resultaron muy efectivas en zonas montañosas, donde la agilidad era esencial y la formación en falange era impracticable. Los agrianos llevaban hachas y cuchillos que podían utilizar como ganchos de escalada, lo que los hacía expertos en escaladas y travesías de terrenos difíciles y muy peligrosos asaltando muros y defensas construidas por el hombre. Eran muy leales y extremadamente efectivos y también se les utilizaba para proteger las armas de asedio antes de unirse a los hipaspistas en el asalto. Alejandro recompensó a los agrianos por su servicio con el derecho a gobernar sus propias tierras. Más tarde, una fuerza de élite de agrianos luchó en el bando de Antíoco contra Ptolomeo en Rafia en el 217 a. C.