Dieres con calderos de fuego, Hoplitas de la milicia

Coste de reclutamiento 350
Coste de mantenimiento 105
Salud de los barcos 501
Velocidad de barcos 6
At. cuerpo a cuerpo 21
Daño de armas 26
Def. cuerpo a cuerpo 45
Armadura 55
Salud 50
Puntos fuertes y débiles
  • Muy pobre resistencia del casco
  • Tripulación muy ligera
  • Gran velocidad
  • Embestida inicial muy potente
  • Buen abordaje
  • Unidad defensiva normal
  • Causa pocos daños pero cuenta con una perforación de armaduras normal
  • Débil en ataque
  • Escasa moral
Descripción

El espolón de la línea de flotación fue acoplado a un barco por primera vez alrededor del 850 a. C. Esto transformó los barcos de guerra y las tácticas navales. Aquellos dejaron de ser las plataformas de los combates de infantería sobre el agua para pasar a ser armas en sí mismos. Las galeras cambiaron, adaptándose a la nueva realidad. Una embestida con velocidad era capaz de perforar y hundir un navío enemigo, para lo cual se necesitaban barcos ágiles, estrechos y veloces. Para obtener más velocidad se necesitaban obviamente más remos. Un barco rápido con una sola fila de remos era demasiado largo y poco práctico. La solución era colocar un grupo adicional de remeros sobre los primeros, pero ligeramente escalonados para permitir más bancos para los remeros. Los birremes, o el equivalente griego dieres, no eran más largos que los diseños previos, pero sí contaban con el doble de remos. Eran rápidos, maniobrables, y podían transportar un contingente de combate. Algunas naciones daban a la tripulación de los birremes vasijas de fuego. Estas vasijas de arcilla se llenaban de aceite y alquitrán y las lanzaban a los barcos enemigos con la esperanza de incendiarlos.

Los primeros hoplitas de los que se tiene constancia participaron en las guerras entre las ciudades-estado griegas, entre los siglos VIII y VII a. C. Durante las guerras médicas, la mayoría de los hoplitas llevaban un escudo de bronce, normalmente de diseño corintio, y una coraza de bronce o de tela rígida. Iban armados con una lanza con punta de hierro, cuyo peso se repartía con una parte trasera de bronce, en forma de pica, y con una espada corta. Su nombre proviene del escudo redondo que llevaban, u hoplón. La combinación del hoplón y la lanza les obligaba a luchar como una falange: un grupo de lanceros, repartidos en unas ocho filas. En las distancias cortas, cada uno de ellos se refugiaba tras el escudo de su vecino, creando así un muro sembrado de puntas de lanza.

Aunque los hoplitas fueron originalmente ciudadanos soldado, pronto fueron reemplazados por mercenarios profesionales, y los hoplitas se convirtieron en la unidad regular de combate en el mundo griego. Más adelante, con Filipo II de Macedonia y Alejandro Magno, el escudo se hizo más pequeño y la lanza se transformó en una sarissa, o pica, de cinco metros. Muchos ejércitos adoptaron la falange de hoplitas como una unidad táctica sencillamente porque funcionaba muy bien en combate.

Disponible para las siguientes facciones: