Hexeres de asalto, Peltastas reales
Coste de reclutamiento | 1,360 | |
Coste de mantenimiento | 272 | |
Salud de los barcos | 1,046 | |
Velocidad de barcos | 5 | |
At. cuerpo a cuerpo | 62 | |
Daño de armas | 36 | |
Def. cuerpo a cuerpo | 49 | |
Armadura | 80 | |
Salud | 60 |
Puntos fuertes y débiles
- Gran resistencia del casco
- Tripulación pesada
- Poca velocidad
- Embestida potente
- Muy buen abordaje
- Muy buena capacidad de ataque
- Capacidad de defensa normal
- Inflige daños medios pero posee una escasa perforación de armaduras
- Goza de una buena moral
Descripción
Con el paso de los siglos, las tácticas navales y las necesidades cambiaron a lo largo del Mediterráneo. La tendencia fue la de tener barcos más grandes, en parte como expresión de poder nacional o dinástico. Los gobernantes ptolemaicos de Egipto tenían especial predilección por los barcos grandes que usaban como prueba fehaciente para mostrar su riqueza e influencia. Estos polirremes —término que significa "muchos remos"— no eran aptos para realizar embestidas durante el combate. En la práctica muchos de ellos no tenían más remos que los barcos más pequeños, lo que sí tenían eran más remeros por remo que estos. El hexarreme romano o el hexere griego tenían dos filas de remos con tres remeros por remo. Esto era una versión de dimensiones extremadamente grandes de un barco más pequeño. Aun así, debido a su construcción extremadamente pesada y fuerte, se movían muy lentamente y les era imposible girar rápidamente, lo que era necesario para aprovechar los errores enemigos. A cambio, estos grandes barcos le sacaban partido a sus anchas cubiertas y a su gran capacidad de transporte y se convirtieron en plataformas de combate para la infantería y la artillería. El abordaje o el bombardeo a larga distancia eran los métodos ideales para derrotar al enemigo. La guerra naval había vuelto a su punto de origen en lo referente a métodos de combate, aunque ahora los barcos eran de un tamaño mucho mayor.
Los peltastas eran escaramuzadores que recibían su nombre por los escudos, o peltai, de cuero o mimbre y con forma de luna creciente, que portaban. En el mundo griego, era costumbre habitual bautizar a las tropas en función del tipo de escudo que portaban. Apenas llevaban armadura e iban armados con tres jabalinas. Tras hostigar al enemigo, lanzándole jabalinas, se retiraban raudamente antes de que este pudiera llevar a cabo cualquier posible contracarga o movimiento de flanqueo. A medida que los ejércitos fueron elaborando tácticas más complejas, los peltastas se vieron obligados a tomar parte en los combates cuerpo a cuerpo y tuvieron que ser armados con corazas de lienzo rígido y espadas cortas. En ningún momento dejaron de usar sus jabalinas, pero estaban equipados para luchar en las distancias cortas. Al final, los peltastas cambiaron su característico escudo por el tureo, más pesado, aunque su nombre y su función en el campo de batalla siguieron siendo los mismos.