Nave de saqueo mediana con proyectiles, Escaramuzadores íberos

Coste de reclutamiento 480
Coste de mantenimiento 96
Daño de proyectiles 32
Alcance 80
Disparos por minuto 7
Salud de los barcos 1,067
Velocidad de barcos 3
At. cuerpo a cuerpo 8
Daño de armas 24
Def. cuerpo a cuerpo 37
Armadura 25
Salud 45
Puntos fuertes y débiles
  • Buena resistencia del casco
  • Tripulación normal
  • Gran velocidad
  • Embestida débil
  • Abordaje pobre
  • Buen combate con proyectiles
  • Corto alcance
  • Gran velocidad de disparo
  • Inflige muchísimo daño y cuenta con una muy buena perforación de armaduras
  • Muy débil cuerpo a cuerpo
  • Moral muy escasa
Descripción

La mayoría de las tribus del norte de Europa no eran potencias navales, pero sí que contaban con hábiles marineros. También dominaban las técnicas de construcción de barcos y, aunque la mayoría de las embarcaciones eran barcos pequeños recubiertos de cuero para navegar en el interior y en la costa, se construyeron barcos más grandes para navegar en aguas profundas. Los carpinteros de ribera usaban tablas gruesas para los cascos; estas se unían entre sí para luego recubrir un esqueleto de madera, creando así una robusta embarcación que pudiese aguantar las condiciones del Atlántico. Julio César quedó sorprendido con la calidad de los barcos enemigos cuando su flota se encontró con los vénetos de los moderna Britania de la época. Los barcos de los vénetos tenían el fondo plano para poder navegar en aguas poco profundas, pero a la vez estaban construidos con roble pesado para soportar los mares más agitados. Esto los convertía en un fuerte enemigo para las galeras romanas y les permitía esquivar las embestidas. César decía que los barcos enemigos estaban construidos de "tablones de un pie romano de ancho, estaban sujetos con pinchos de hierro tan anchos como el pulgar de un hombre y las anclas usaban cadenas de hierro en vez de cables". Cuando los romanos se veían obligados a abordar se encontraban con temibles guerreros, acostumbrados a luchar cuerpo a cuerpo en mar abierto.

Los romanos llamaban a los escaramuzadores íberos caetrati, a causa de sus pequeños escudos o caetrae. No hay pruebas de que esos guerreros íberos usaran ese nombre para denominarse a sí mismos. La caetra era un escudo redondo y pequeño de no más de sesenta centímetros de diámetro. Con una agarradera en el centro y un saliente metálico, este escudo podía usarse para protegerse, en defensa, y para atacar, golpeando con él al enemigo en combates cuerpo a cuerpo. Aunque un escaramuzador con la suficiente experiencia intentaría, por todos los medios, evitar el combate cuerpo a cuerpo e intentaría atacar al enemigo con sus jabalinas, desde cierta distancia.

Requiere
: Edificios
Disponible para las siguientes facciones: