Dieres, Marinos arqueros espartanos
Coste de reclutamiento | 300 | |
Coste de mantenimiento | 70 | |
Daño de proyectiles | 35 | |
Alcance | 125 | |
Disparos por minuto | 7 | |
Salud de los barcos | 501 | |
Velocidad de barcos | 6 | |
At. cuerpo a cuerpo | 8 | |
Daño de armas | 24 | |
Def. cuerpo a cuerpo | 12 | |
Armadura | 10 | |
Salud | 55 |
Habilidades
- Resistente a la fatiga
- Esconderse en el bosque y en los matorrales
- Disparo incendiario
Puntos fuertes y débiles
- Resistencia del casco muy débil
- Tripulación muy ligera
- Mucha velocidad
- Embestida débil
- Buen abordaje
- Largo alcance
- Velocidad de disparo normal
- Inflige mucho daño, pero escasa perforación de armaduras
- Muy débil cuerpo a cuerpo
- Moral muy escasa
Descripción
El espolón de la línea de flotación fue acoplado a un barco por primera vez alrededor del 850 a. C. Esto transformó los barcos de guerra y las tácticas navales. Aquellos dejaron de ser las plataformas de los combates de infantería sobre el agua para pasar a ser armas en sí mismos. Las galeras cambiaron, adaptándose a la nueva realidad. Una embestida con velocidad era capaz de perforar y hundir un navío enemigo, para lo cual se necesitaban barcos ágiles, estrechos y veloces. Para obtener más velocidad se necesitaban obviamente más remos. Un barco rápido con una sola fila de remos era demasiado largo y poco práctico. La solución era colocar un grupo adicional de remeros sobre los primeros, pero ligeramente escalonados para permitir más bancos para los remeros. Los birremes, o el equivalente griego dieres, no eran más largos que los diseños previos, pero sí contaban con el doble de remos. Eran rápidos, maniobrables, y podían transportar un contingente de combate. Algunas naciones daban a la tripulación de los birremes vasijas de fuego. Estas vasijas de arcilla se llenaban de aceite y alquitrán y las lanzaban a los barcos enemigos con la esperanza de incendiarlos.
Instruidos desde los siete años para una vida de combates en las campañas y dedicados en cuerpo y alma al adiestramiento militar, los espartanos estaban muy bien entrenados y eran expertos en el uso de sus armas y su equipo. Todo aquel que perdiera su escudo en el campo de batalla caía en deshonra pues, si bien la coraza y el casco protegían al individuo, el escudo protegía a toda la falange. Esto pone de relieve el hecho de que los espartanos eran una fuerza disciplinada y coordinada en extremo, muy superior a cualquier otra en el campo de batalla. Fueron los espartanos los que dirigieron la defensa del Peloponeso contra los persas en el 480 a. C. y, tras dos días combatiendo de sol a sol, disputaron la famosa batalla final en las Termópilas. Trescientos espartanos y sus aliados griegos bloquearon el estrecho paso entre los acantilados y el mar, forzando a los persas a un ataque frontal contra su mortal falange. Cuando, a causa de la traición de un griego, los espartanos fueron flanqueados, lucharon hasta la muerte. El tiempo que pasaron luchando contra los espartanos permitió a sus aliados griegos preparar una flota para derrotar a la armada persa cerca de la isla de Salamina y eso supuso el fin de la guerra.