El periodo clásico de la historia griega destaca por un auge de las artes como consecuencia de la confianza y la fuerza de Atenas tras la victoria sobre los persas invasores. Las repercusiones de la guerra persa permitieron a Atenas y a su futuro imperio consolidarse, un entorno en el que el pueblo pudo expresar su cultura con más prominencia. La primera democracia, aunque era primitiva, floreció con el gobierno ateniense, que puso en puestos de poder a una clase de pensadores, inventores y artistas. De ahí surgieron muchos poetas que crearon nuevos tipos de teatro, comedia y tragedia que examinaban la condición humana y los temas sociales cotidianos con más apego. Por otra parte, tener a los eruditos en una posición prominente suponía el enfrentamiento entre la filosofía y las artes, pues las escuelas racionalistas discutían la forma humana. Los ricos se convirtieron en patrones y la mayor parte de la cerámica y pinturas que se producían eran encargadas para individuos o por el estado para crear edificios históricos, tales como la conmemoración de la culminante batalla de Maratón.
