Como la mayor parte de las naciones de la antigüedad, los estados helénicos practicaban con afán el arte de la fabricación de cerámica y es a partir de la misma que podemos obtener el mejor retrato de la vida antigua. Los griegos utilizaban dos estilos de arte en sus objetos de cerámica: figuras negras y figuras rojas. El primer estilo fueron las figuras negras, que ilustraban a personas y figuras en negro con un fondo rojo. La cerámica de figuras rojas es exactamente lo contrario pues se representaban figuras en rojo con un fondo principalmente negro lo que provocaba un mayor contraste al tener un fondo negativo negro. La transición de figuras negras a rojas (sobre el año 530 a. C.) también vino acompañada de unas ilustraciones más serias, las situaciones representadas sobre los jarrones y cerámica tenían más contexto y por tanto pathos. El arte de las figuras también se alteró, recordando a un tiempo pasado; las esbeltas y ágiles figuras transmitían un sentido de divinidad y serenidad, contradiciendo el énfasis del artista sobre el equilibrio, la armonía y la simetría. Uno de los artistas de cerámica más famosos de este periodo es Hermonax, que pintó desde el año 470 al 440 a. C., y se le conoce por sus inscripciones, que siempre decían: "Lo ha pintado Hermonax".
