Uno de los últimos legados de los antiguos griegos (y posteriormente los romanos) es el trabajo pionero en el campo de los servicios sanitarios y suministros de agua. Roma, en particular, es famosa por sus acueductos (como el Puente del Gard) mientras que los antiguos griegos cretenses fueron los primeros en realizar tuberías de arcilla subterráneas para suministrar agua y canalizar las aguas residuales. Los sistemas de tuberías interiores eran muy raros durante la época helénica. Simplemente hacían que los sirvientes les echaran agua sobre la cabeza a modo de ducha rudimentaria. Los antiguos griegos acabaron inventando las primeras duchas de verdad en los gymnasium, con agua que era bombeada desde fuera para que salieran por ornamentados cabezales de ducha. En muchos sentidos, estas duchas apenas se diferencian de las duchas contemporáneas, incluyendo hasta desagües por donde se iban el agua y la suciedad.
