Epitafio
- -4% a los costes de mantenimiento de las unidades de infantería cuerpo a cuerpo
- +9% a la moral de todas las unidades de infantería cuerpo a cuerpo
Descripción
La oración fúnebre, otra faceta de la retórica clásica, era una práctica establecida en Atenas para conmemorar a aquellos que murieron en batallas importantes, tales como Salamina y Platea, y por la gloria obtenida en batallas como Maratón y Termópilas. Una procesión funeraria ponía el colofón a tres días de ofrendas y vigilias a los muertos, cuyos restos se encerraban en tiendas para este propósito. Al terminar, un ateniense prominente daba un discurso. Al final del primer año de la guerra del Peloponeso, el respetado político Pericles ateniense recitó el epitafio a los caídos, desviándose del que había sido el modelo de oración fúnebre estándar hasta el momento. Más que glorificar a los muertos, Pericles recitó alabanzas a Atenas, reconociendo los méritos de los caídos a través del elogio a la ciudad por la que murieron. Habló de la enorme dificultad, si no de la imposibilidad, de hablar en nombre de los muertos e imploró al público a que siguiera el ejemplo establecido por los honrados muertos.