En el año 424 a. C., las fuerzas de Atenas y la Liga beocia se enfrentaron en la batalla de Delos, no lejos de Atenas. Esta batalla fue una victoria para los beocios, en parte debido a la confusión que surgió en pleno combate. Las fuerzas atenienses rodearon a un contingente de beocios, mientras disfrutaban de la victoria, e incapaces de distinguir sus escudos de los de sus enemigos, comenzaron a matar indiscriminadamente a aliados y enemigos en lo que se conoce como el primer incidente con daños colaterales. El escudo hoplita era muy común y su fabricación quedó estandarizada desde el siglo V a. C. No se le aplicaron crestas estatales hasta que Esparta se enfrentó a Tebas por segunda vez en Mantinea en el año 362 a. C. Los tebanos pintaron la imagen de un garrote en sus escudos y del mismo modo los espartanos lucían una lambda (de Lacadaemonia) en los suyos. Este emblema nacional pronto se extendió e hizo que no se pudiesen distinguir las tropas en una época en la que tantos ejércitos tenían el mismo aspecto.
