El gymnasium se construyó para proporcionar un lugar a los jóvenes griegos en el que poder entrenarse para el servicio militar. Al principio solo fueron dispersos recintos al aire libre, a las afueras de la ciudad; pero pasaron a convertirse en enormes complejos de edificios, en el corazón mismo de la comunidad. La lucha era una actividad popular, igual que el pancracio, un tipo de boxeo muy brutal. Dentro de estos complejos, el gimnasiarca era la figura principal de supervisión. Era su responsabilidad proporcionar el aceite de oliva con el que se untaban los atletas, velar por el mantenimiento de los estándares deportivos e impartir severos castigos a aquellos que incumplían las reglas.
