Los cuernos de guerra estaban diseñados para intimidar al enemigo y tenían distintas formas y tamaños, pero quizás el más interesante era el carnyx celta. Con un tamaño similar al de un hombre, la campana del cuerno solía representar la cabeza de un animal; de hecho en Europa se han encontrado cabezas con forma de serpiente, caballo y jabalí. Los carnyx emitían un grande y prolongado estruendo y algunos historiadores creen que los celtas los saboteaban deliberadamente para que los forasteros no los tocaran. Varios carnyx descubiertos en Francia en 2004 carecían de un componente clave en la campana que impedía que emitieran su horrible sonido.
