El comercio con otras civilizaciones y tribus era esencial para Egipto pues les daba acceso a bienes y recursos de los que su tierra carecía. Algunos de estos recursos podían obtenerse mediante el pago de tributos al faraón por parte de las regiones vecinas. En ellas, las tribus vasallas que no estaban bajo control directo de Egipto, sí que se vieron siempre muy influenciadas por su gobierno y cultura y estaban obligadas a honrar al faraón con obsequios regulares que eran presentados como regalos para los oficiales, lo cual contribuía a su expansión en la economía egipcia.
