Descripción
Al contrario que en otras sociedades más "civilizadas", las mujeres bárbaras ostentaban posiciones de poder y responsabilidad en su sociedad. Contrariarlas era, cuando menos, poco aconsejable. En el campo de batalla, atendían a los heridos, traían los suministros y alentaban valor a sus compañeros. Con un marcado sentido del honor personal, proferían maldiciones divinas y juraban vengarse de todo aquel que osara perjudicarlas.
La mujer de esas sociedades no detentaba cargos formales en los asuntos de la política tribal, pero podía heredar la influencia de su marido o de su padre para llevar a cabo terribles venganzas. El caso de Boudica, reina de los icenos, al este de Britania, es el que mejor ilustra la ira de una mujer poderosa: incitó una revuelta que a punto estuvo de expulsar a los romanos de Britania.
