Descripción
Aunque los germánicos eran conocidos por la fuerza de su infantería, algunas tribus se ganaron una gran reputación como diestros jinetes. Era notoria su agresividad a lomos de los caballos y a menudo tomaban la iniciativa si contaban con hombres suficientes. Su confianza en sí mismos como jinetes también era incuestionable, siendo reacios a la adopción de nuevas técnicas y tecnologías como la silla de montar de cuatro cuernos que revolucionó la caballería de sus vecinos los celtas. A pesar de esta desventaja, los germánicos eran lo suficientemente valientes para enfrentarse a quien fuera necesario, como bien describiera el mismo Julio César: “A sus ojos el uso de la silla de montar es el ejemplo más claro del afeminamiento y la vergüenza y no dudan en enfrentarse incluso a la caballería más numerosa si ven que usa silla de montar, sean cuales sean sus números.”
