Tras siglos dedicados a perfeccionar las estrategias bélicas hoplitas, los tácticos griegos empezaron a desarrollar escaramuzas para brindar apoyo a la poderosa falange. De hecho, a partir de la invasión persa, los ejércitos griegos empezaron a desplegar honderos de infantería, arqueros y jabalineros, aunque fue durante la guerra del Peloponeso cuando la práctica gozó de un mayor uso por parte de generales como Ifícrates. La táctica triunfal de los escaramuzadores era aproximarse al enemigo, atacar sus flancos con lluvias de proyectiles y luego retirarse de forma ordenada para reducir el combate cuerpo a cuerpo al mínimo. Los peltastas —concebidos para resolver las situaciones de punto muerto que se producían cuando grandes cantidades de guerreros con lanza atacaban a otro grupo de lanceros— debían su nombre a los "pelta" que llevaban, unos escudos pequeños y realizados con mimbre, si bien el término acabó adaptando su significado para absorber el del combate con jabalinas que practicaban. Al principio, los tracios, creadores de gran parte de las tácticas de escaramuzas, solo fueron empleados como peltastas mercenarios, pero sus habilidades fueron cada vez más demandadas en toda Grecia. Pese a todo, los peltastas a menudo aparecían en las obras de arte llevando el distintivo gorro frigio, popular entre los soldados tracios de la época.
