Cada ejército tenía sus propios métodos de instrucción. Las civilizaciones con ejércitos con gran cantidad de hoplitas consideraban que la danza y el atletismo eran suficientes para preparar a un hombre para la batalla. Los generales romanos, en cambio, tenían un punto de vista ligeramente diferente. Los legionarios se entrenaban con una espada de madera, dos veces más pesada que una arma de combate, contra un poste de madera. Entrenaban durante horas y practicaban cuchilladas, estocadas y fintas contra su estático oponente. Después practicaban con espadas con la punta cubierta contra otros reclutas y, más adelante, ponían en práctica las habilidades aprendidas en simulacros de combate real.
