Los impuestos no sirven de nada cuando la población es demasiado pobre para pagarlos. En estas épocas los pobres se veían obligados a trabajar gratis para completar los proyectos civiles. Estas medidas eran práctica común en el mundo antiguo; en Egipto el Faraón no perdonaba con los impuestos a sus sujetos. Los campesinos tenían que trabajar varios días al mes para mantener las carreteras y canales además de ayudar en la construcción y minería. Algunos gobiernos podían ser extremadamente estrictos cuando imponían los impuestos a la mano de obra: en Babilonia, si un hombre no podía cumplir con sus obligaciones de trabajo éste abandonaba sus tierras.
